Los fans de los shooters disfrutarán de este juego como calamares en su tinta |
Primero de todo, decir que Splatoon no es el juego perfecto, ni de lejos. Sufre de las mismas lacras que otros juegos de su mismo género como Call of Duty o Battlefield, aunque aporta mucho más de lo que estas sagas han logrado durante los últimos cinco años, y lo hace en una única entrega. ¿La razón? Muy simple: es una apuesta arriesgada y original. Y eso es lo que necesita la industria, y eso es lo que hace que Splatoon valga la pena. Pero antes de nada, ¿De qué va la cosa?
Splatoon es un shooter por equipos con mucho énfasis en el online en el que dos grupos de inklings (personas-calamar, vamos) combaten con armas de tinta por ver quién cubre la mayor superficie del mapa. Es una idea muy básica; hay enfrentamientos entre jugadores y es posible "matar" a los demás, aunque eso no da puntos, y sólo sirve para retrasar al equipo rival. La tinta es la idea central del juego, y todo el gameplay surgirá en torno a ella: los jugadores pueden convertirse en calamares para nadar y recargar, es posible escalar paredes si han sido pintadas... el elemento de la tinta da para mucho juego, y es la mayor gracia del juego. No tiene mucho más secreto y no lo necesita, puesto que la frescura del gameplay (porque son calamares, ja) da para mucho rato de diversión... hasta que salta a la vista que Splatoon está muy falto de contenido.
Éste es el mayor problema del juego, que sólo tiene un puñado de mapas que puedo contar con los dedos de una mano (literal). Nintendo está sacando DLCs, pero podrían haber sido liberados desde el principio, puesto que ya están incluidos en el disco. Otro problema fácilmente visible es que el contenido para un jugador es bastante escaso; hay un modo historia que tiene incluso jefes, pero no es suficiente, y a mi parecer se podría haber explotado mucho más el juego en solitario. Aunque hay un modo batalla para dos jugadores en local al menos, cosa que cada vez cuesta más encontrar.
Los controles tampoco son nada del otro mundo; se usa el giroscopio para apuntar, lo cual es...extraño. Se puede usar el segundo stick de control para apuntar, aunque no funciona demasiado bien dado el carácter frenético del juego. Al final me acostumbré, eso sí, y no he tenido grandes problemas con el sistema de apuntado desde entonces.
Por otra parte, el juego luce muy bien gráficamente. Es colorido y original, y da gusto ver salpicar tinta por todas partes. Podría estar mejor, todo sea dicho, aunque cumple y no decepciona.
En resumen, Splatoon es un gran juego, y aunque tiene algunos errores el resultado final está plagado de aspectos positivos. En primer lugar es un producto muy pulido y, pese a la idea descabellada desde la cual se articula, tiene una cohesión impresionante. Todo pega, incluso la música, que me sorprendió muy gratamente y es muy divertida. Sin embargo, lo más destacable es, de nuevo, la mecánica base, que difiere mucho de otros juegos similares y lo distingue. Le da un aspecto único y, aunque Splatoon pueda aburrir si se abusa de él, es algo distinto; una IP nueva que además llena uno de los grandes vacíos de la Wii U, los shooters.
Al mismo tiempo, Splatoon es el inicio de lo que podría ser la nueva dirección de Nintendo: nuevas IPs que sigan teniendo mucha personalidad y que gusten a niños y adultos, pero que no vivan únicamente de su pasado. ¡Bien por ello!
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