Normalmente medimos las obras de Shintaro en función de su capacidad para continuar sorprendiéndonos, para continuar generándonos esa dualidad asco-fascinación tan atrayente en otras obras de este peculiar mangaka. Pero en este caso, esta obra no aporta nada nuevo no expuesto ya en otros tomos. Aquí, los orificios humanos siguen siendo susceptibles a ser rellenados por virulentas infecciones y el sexo y el gore continúan en su habitual tono álgido, todo bien mezclado y aderezado con los habituales toques humorísticos, quizás en este caso más marcado que en anteriores obras, de este genio del ero-guro.
Así pues, ¿qué novedades aporta este manga? Básicamente un par. Por un lado la época elegida, ambientando el manga en la época Edo. No nos extrañara ver recorrer por las páginas a samurais y geishas entremezclados en un perturbador universo creado por Shintaro. Por otro lado, y a diferencia del resto de historias en otros mangas, encontramos nueve relatos y cuatro epílogos totalmente ligados entre ellos, enlazándose para configurar un relato más grande, con lo que se obtiene una sensación de continuidad, de estar leyendo un único manga.
Por mi parte, continuo pensando en que algo no funciona bien en mi mente. Me encanta Shintaro y todas sus obras que he leído, inclusive esta, pero no deja de sorprenderme y de darme mucha grima en la mayoría de páginas de sus mangas, hasta el punto de que más de una vez al acabar de leer un tomo podría afirmar que tenía una sobredosis de asco y morbo.
A pesar de todo, ¿aconsejaría esta obra a la gente?. Definitivamente si, especialmente a los que quieran iniciarse con este autor, ya que estamos con uno de los tomos que posee un fino toque humorístico y una bien ligada historia de horror y sexo. Si a esto le unimos una perfecta conexión con el folclore japonés de la época referente a torturas y espíritus (sin entrar en el campo de lo siniestro) estaremos frente a la obra perfecta para adentrarse en los relatos de este peculiar mangaka.
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