Wolf Children

Bienvenidos a un mágico cuento de fantasía, una fábula con regusto a los grandes clásicos del cine de animación japonés donde descubrir que la aceptación de uno mismo no es nada fácil y que la elección de cual será nuestro camino en la vida todavía es más complicado.
Creo que nadie va a atreverse a discutirme que Studio Ghibli se ha convertido en uno de los grandes referentes del anime japonés, pero Wolf Children ha logrado ponerse a la misma altura de las producciones míticas de Miyazaki y compañia; una narración serena y lenta unida a un profundo amor a la naturaleza y a la dificultad que supone el hacerse adulto convierten a esta película en un producto que cualquiera podría confundir con una producción de Ghibli.

Tras todo lo escrito, no podía acabar el año de mejor forma que viendo la última adquisición del Salón del Manga en el stand de Selecta Visión, Wolf Children, titulada originalmente como Ōkami Kodomo no Ame to Yuki (おおかみこどもの雨と雪,"Los niños lobo Ame y Yuki) , estrenada en el 2012 y dirigida por Mamoru Hosoda (a quien recordareis por películas como "La chica que saltaba a través del tiempo" o "Summer Wars"). En ella descubriremos la historia de Hana, una joven estudiante universitaria enamorada de un compañero de clase con el que tiene dos hijos, Yuki y Ame. Tras la muerte del padre, Hana y sus dos hijos tratarán de vivir discretamente mientras ocultan su terrible secreto: su esposo y padre de los dos niños era un hombre lobo.

Se que realmente parece una idea de lo más simple y tópica, pero tras ella se esconden unos personajes con los que empatizas y te identificas rápidamente y una historia realmente trabajada. Hana representa a una luchadora, siempre con la sonrisa en la boca a pesar de los malos momentos por los que pasa, una auténtica campeona capaz de todo por sus hijos. Yuki, la hiperactiva niña lobo y Ame, un joven niño lobo temeroso de todo, podían perfectamente representar a cualquiera de nuestros chavales, con toda su inocencia y felicidad junto a los problemas innatos que conlleva el hacerse adulto.

Técnicamente brillante, desenfadad, repleta de detalles y visualmente increíble, especialmente en unas majestuosas escenas protagonizadas por los entornos naturales que no dejarán indiferente a nadie. Se que es un tópico pero sobre la soberbia animación solo se me ocurre decir aquello de "Si parpadeas te lo pierdes..."; y si no estás al caso también te perderás una buena banda sonora, realmente emotiva e integrada plenamente en la película y que cumple con creces su objetivo.

Pero, ¿todo es bueno?... Pues no, nada es perfecto. Para mi gusto, el director fuerza algunas situaciones (realmente muy pocas) para dirigir el guion por el camino adecuado, pero teniendo en cuenta el resultado obtenido creo que le quita muy pocos puntos al metraje.

Resumiendo un poco, estamos frente a una película en la que disfrutará toda la familia. Los niños encontrarán momentos entrañables y divertidos, pues no está exenta de toques de humor realmente impresionantes; y los adultos estarán frente a una película que les recordará lo complicada que es la vida, donde temas como la búsqueda de nuestra propia identidad o de nuestro lugar en el mundo, nos harán palpable que todos debemos escoger nuestro propio camino, el que creamos más conveniente o el que más nos llene, pero jamás deberemos renegar de lo que somos ni del camino elegido pues nos acompañará durante toda nuestra vida.
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Larga y Prospera Vida