Película de animación japonesa del 1997, dirigida por Hayao Miyazaki y con una banda sonora sublime del ya habitual en este blog Joe Hisaishi, narra la batalla entre los espíritus guardianes del bosque y los humanos, que ansían controlar todos los recursos del bosque milenario. Ashitaka, último principe de los Emishi, se vera envuelto en el conflicto al ayudar a San, la princesa Mononoke del clan de los lobos, a escapar de la ciudad del Hierro dirigida por Lady Eboshi, que a pesar de su comportamiento destructivo a logrado crear una comunidad donde todo el mundo es tratado como igual, una sociedad donde grupos sociales como leprosos o prostitutas son tratados por igual, situación que no podría cumplirse si no existiese la ciudad de Hierro.
Me han encantado los Kodamas, espíritus que viven en el interior del bosque y que representan un claro indicador de la salud del ecosistema en que se encuentran.
La película, claramente interpretada como una alegación al medio ambiente expresado a través de la mitología japonesa, es de dibujo colorido y vivo, consiguiendo sumergirte en un mundo visual, captando todos sus sentidos y embriagándote en la fabulosa música de su esplendida banda sonora, a pesar de que, criticada por algunos, su larga duración (2.15h) sugieren la posibilidad de tedio en algún momento, cosa que, obviamente, no ocurre.
Es una de las películas más adultas del Estudio Ghibli y, a diferencia de otras (Nausicaä, mi vecino Totoro,...) no tengo muy claro el recomendarla para niños pequeños. Sus batallas son realmente sangrientas y en algún punto del metraje, los brazos cortados y decapitaciones son la norma (aunque estoy convencido que hoy en día los niños ven cosas peores por televisión).
De gran éxito en su estreno en Japón, la mala o nula publicidad por parte de la distribuidora occidental hizo que la película pasara prácticamente inadvertida, no siendo hasta su edición en DVD reconocida por parte del público de occidente.
Como curiosidad, comentar que tras enterarse Miyazaki que la distribuidora occidental, Miramax, iba a recortar parte de la película para evitar su largo metraje y hacerla más atractiva al público no japonés, este envió una katana autentica a la distribuidora con un único mensaje: "Sin cortes".
Por mi parte, nada a comentar, quién haya leído algunos de mis otros post de Ghibli y Miyazaki ya conocerá mi impresión al respecto, y solo agregar, que en esta calurosa tarde, Miyazaki, Hisaishi y Ghibli han vuelto a refrescarme el día.
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